La viveza es corrupción
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Ejemplo de corrupción diaria (Viveza venezolana) |
En este país la República perdió su
concepto, sus instituciones, y con ello la ciudadanía que una verdadera república
necesita para mantenerse. Hasta el ciudadano más virtuoso tiende a corromperse,
pues la sociedad que allí reside tarde o temprano te obliga ser como ella. Por
ello, me atrevería a decir que, en dicho escenario hasta Maximilien de
Robespierre, el incorruptible de la Francia Revolucionaria, sería corrompido.
La corrupción, definida como “viveza” es la disposición de burlar
normas, desobedecer reglas de convivencia, leyes, siempre en beneficio propio y
en detrimento de otro. Y, el venezolano ha hecho de este tipo de acciones un hábito
irreparable, una conducta normal de la cual está plenamente consciente. El
deterioro de las instituciones ha transformado la viveza en un acto de
supervivencia, y no hay ley implícita que se pueda imponer sobre la ley
vigente: La ley del más vivo.
Desde acaparar todos los dulces de una
piñata a punta de golpes y empujones para demostrar que “no estamos criando
pendejos”, hasta buscar a un conocido en la cola de un banco para colearse y realizar
en menor tiempo la diligencia correspondiente; son precisamente este tipo de
acciones las que se incrustan en la mente del venezolano y pasan a ser parte de
su ser, un ser individualista que a la larga termina afectando a todo el
colectivo.
Además, este tipo de conducta tiende a tener
un aire comunista y populista: No hay que
producir, es mejor apropiarse de los productos. Y para apropiarse no hay que
trabajar, es mejor ser vivo. Los vivos nos gobiernan, inmorales y egoístas
que no se esfuerzan por el beneficio de la sociedad, sino de sí mismos,
atrayendo simpatizantes “vividores” que terminan siendo “los pendejos” de los
gobernantes. “El vivo vive del pendejo y
el pendejo de su trabajo”.
¿Cómo reformar a esa gran mayoría para el
bien nacional? ¿Cómo erradicar esta vil conducta de la institución familiar?
Interrogantes a las cuales un Estado corrupto no sabría dar respuesta alguna ya
que ello conduciría a la abolición y reconstrucción del mismo. Nunca una frase
como la de José Ingenieros tuvo más sentido: “Nadie piensa, donde todos lucran; nadie sueña, donde todos tragan”. El
futuro de Venezuela dejó de soñar dentro de su territorio; el futuro de Venezuela
se nos escapa en pequeñas maletas, y con ellas la esperanza de un mejor país.
Jeison E. Vela Q.
me encantas
ResponderEliminarTe admiro. Es la cruda verdad, y tu lo reflejas muy bien.
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