PÁEZ: BATALLA DE LAS QUESERAS DEL MEDIO (1819)
BATALLA DE LAS QUESERAS DEL MEDIO
Entre los meses de enero y abril del año 1819, José Antonio Páez junto al Libertador Simón Bolívar protagonizaron la denominada Campaña de los llanos, la cual buscaba librar al Edo. Apure de la invasión del Teniente General Don Pablo Morillo y sus tropas realistas. El 15 de febrero de ese mismo año, inicia sus funciones El Congreso de Angostura, en el cual Bolívar buscaba crear un Proyecto de Constitución que trajo como resultado la fundación de Colombia.
Mientras Bolívar se encontraba en Angostura, el General Páez consolidaba sus operaciones en Apure, específicamente en el Cuartel General de San Fernando, al frente de las fuerzas llaneras, intentado debilitar al ejército de Morillo, quien se encontraba en Calabozo. El ejército realista superaba en números y en experiencia al ejército llanero, por lo tanto, al ser este último el más fuerte de toda la causa patriota, José Antonio Páez tomó la decisión de no comprometerlo en una batalla directa, pues sabía que se encontraría en gran desventaja.
Por esta razón, afianzado en el conocimiento que poseía sobre todo el teatro de operaciones, comenzó a aplicar otra táctica de batalla: la guerra de guerrillas o guerra irregular, la cual se basaba en realizar marchas y contramarchas que debilitaran poco a poco al enemigo arruinando sus provisiones, apoderándose de sus municiones y vías de suministro.
Una vez culminada su labor en el Congreso de Angostura, Bolívar parte a los llanos para reunirse con Páez en su Cuartel General ubicado en el Caujaral de Cunabiche. Durante el recorrido, El Libertador logró reclutar varios infantes y jinetes que puso a disposición del General Páez, al llegar a Apure para buscar y atacar a los realistas. Una vez en este punto, el cuatrero Páez (apodado así por Pablo Morillo), informa a Bolívar sobre los acontecimientos ocurridos en la campaña durante su ausencia y lo pone al tanto de su plan para debilitar al enemigo, plan que Bolívar aprueba.
Luego de esta discusión, El Libertador decide ponerse en marcha hacia Achaguas con todo su ejército para atacar a Morillo y evitar ser perseguido por el mismo. Pero, en el camino se encontraron con un batallón y 200 hombres de caballería al mando de Narciso López, razón por la cual Bolívar decide atacar con cuatro batallones que pusieron en retirada al enemigo. Luego de esto, el ejército llanero decide contramarchar para posicionarse en la ribera del Arauca.
Al día siguiente, Bolívar llama a una conferencia para tomar una decisión sobre el plan que se debía adoptar para enfrentar la llegada de Morillo quien venía sobre ellos. El General Páez estaba un poco resentido debido a la falta de atención que estaba efectuando El Libertador sobre sus observaciones anteriores y se negaba a retomar el tema. Sin embargo, obviando su terquedad, José Antonio Páez decide expresar a Bolívar sus planes con mayor profundidad, y, una vez culminada la conferencia, este último decide pasar el Río Arauca para evitar un encuentro directo con el enemigo.
El día después llegó Pablo Morillo y se instaló al otro extremo del río quedando de frente al ejército llanero. Mas tarde, se pasa a los patriotas un oficial de caballería que informó a Páez sobre un plan que tenía Morillo para ponerlo prisionero gracias a los resultados que había dado su táctica de marchas y contramarchas. El plan de Morillo consistía en mover todo el ejército enemigo sobre el cuatrero para obligarlo a huir y luego capturarlo para encarcelarlo.
Después de escuchar este relato, Páez le solicitó a Bolívar que le permitiese atravesar el río con un pequeño número de su ejército para seguir aplicando su táctica y atraerlos a la orilla con el fin de emboscarlos y darle un buen golpe a los españoles. Accedió Bolívar a dicho plan e inmediatamente, el 2 de abril, el General Páez cruza el río con 150 hombres.
Una vez en el sitio, Páez comenzó a poner en práctica su plan para entretener al enemigo y llevarlo hasta la orilla. Al llegar a este punto Bolívar y su ejército rompieron fuego, pero no consiguieron causar el daño esperado. Por ello, el General José Antonio Páez y sus lanceros se encontraban en una apretada situación, pues el ejército realista, comandado por Narciso López, los venía acorralando por ambos costados con su caballería, fusiles y cañones.
López dividió a su ejército en dos columnas para atacar a Páez, mientras este último decidió dividir sus hombres en siete columnas que cabalgaban en líneas paralelas, cada una comandada por varios miembros del ejército, entre ellos destacan: Rondón, Mina, Aramendi, Páez y Camejo. En este acto, el General Páez ordena a la primera columna, guiada por el Comandante Rondón cargar contra el enemigo y retirarse sin pérdida de tiempo para formar una sola masa.
Cargó Rondón con rapidez e imprudentemente, López ordenó a su infantería echar pie en tierra, lo que facilitó la ejecución y retirada de Rondón. Al observar Páez que las dos columnas enemigas formaban una sola masa, mando a sus lanceros a volver rienda tras el grito de: ¡Vuelvan caras! (Vuelvan carajo), para emboscar al ejército realista. Vuelvan caras era una táctica de contra-ataque establecida que simulaba una huida para luego hacerle frente al enemigo.
Tras esta acción, los lanceros de Páez hicieron estragos en el campo de batalla, produciendo la retirada del enemigo. No obstante, una vez terminada la batalla, Páez y su ejército provocaron una estampida con la caballería enemiga en dirección al campamento de Morillo, evitando la llegada de refuerzos al lugar y consolidando una inminente victoria al ejército llanero. En consecuencia, Don Pablo Morillo ordeno a su ejército colocarse en formación de línea de infantería de dos en fondo para disparar a los caballos y evitar la destrucción de su campamento. Gracias a este inconveniente el ejército realista queda debilitado y Morillo decide ponerse en retirada.
Al terminar la batalla, Bolívar ordenó contar las bajas del enemigo, las cuales ascendieron cerca de 500 bajas. Mientras que por parte de los lanceros del General Páez solo resultaron heridos algunos jinetes y sufrieron dos bajas, estos fueron: Isidoro Múgica y el cabo primero Manuel Martínez. Cabe destacar que estas bajas no fueron producidas por el ejército español, fueron producto de las lanzas del mismo ejercito llanero, ya que gracias al polvo se produjo una confusión entre los lanceros que termino con la vida de estos patriotas.
Después de esta formidable acción, la mañana del 3 de abril, Bolívar otorgó la Orden del Libertador a Páez y sus 150 lanceros y lanzó la siguiente proclama:
A los bravos del ejército de Apure
¡Soldados! Acabáis de ejecutar la proeza más extraordinaria que puede celebrar la historia militar de las naciones. Ciento cincuenta hombres, mejor diré 150 héroes, guiados por el impertérrito general Páez, de propósito deliberado han atacado de frente á todo el ejército español de Morillo. Artillería, infantería, caballería, nada ha bastado al enemigo para defenderse de los 150 compañeros del intrepidísimo Páez. Las columnas de caballería han sucumbido al golpe de nuestras lanzas; la infantería ha buscado un asilo en el bosque; los fuegos de sus cañones han cesado delante de los pechos de nuestros caballos. Sólo las tinieblas habrían preservado á ese ejército de viles tiranos de una completa y absoluta destrucción. ¡Soldados! Lo que se ha hecho no es más que un preludio de lo que podéis hacer. Preparaos al combate y contad con la victoria, que lleváis en las puntas de vuestras lanzas y de vuestras bayonetas.
“Cuartel general en los Potreritos Marrereños, á 3 de Abril de 1819"
- Simón Bolívar
ACCIÓN DE LAS QUESERAS DEL MEDIO
(3 DE ABRIL DE 1819)
General de división: José Antonio Páez. Coroneles: Francisco Carmona, Francisco Aramendi y Cornelio Muñoz.
Tenientes coroneles: Juan Antonio Mina, José María Ángulo, Juan Gómez, Juan José González, Francisco Farfán, Hermenegildo Múgica, Juan José Rondón, José Jiménez, Fernando Figueredo, Leonardo Infante, Francisco Olmedilla (hijo) y Manuel Arráiz. Capitanes: Francisco Abreu, Ramón García, Leonardo Parra, Juan Santiago Torres, Juan Crusate, José María Pulido, Mariano González, Francisco Antonio Salazar, Juan José Mérida, Ramón Valero, Antolín Torralba, Juan Martínez, Alejo Acosta, Juan Mellados, Celedonio Sánchez, José María Monzón, Juan Rusate y Juan Martínez.
Tenientes: Pedro Camejo (a) el Negro primero; Juan Rafael Sanoja, Romualdo Meza, Víctor González, Francisco Pérez, José María Oliveras, Marcelo Gómez, Nicolás Arias, Domingo Mirabal, Mateo Villasana, Manuel Figueredo, Luciano Hurtado, Gregorio Acosta, Francisco Bracho, Pedro Juan Olivares, Miguel Lara, Raimundo Contreras, Serafín Bela, Juan Carvajal, Juan José Bravo, Vicente Vargas, Vicente Gómez, Alberto Pérez y Diego Parpasen.
Subtenientes: Rafael Aragona, Manuel Fajardo, Pastor Martínez, Bautista Crusate, Joaquín Espinal, Alejandro Salazar, Roso Sánchez, Juan José Perdono, Juan Torralba, Bartolo Urbina, Pedro Gámez, Juan Palacio, Eusebio Ledesma, Vicente Castillo, Pedro Escobar, Cruz Paredes, Domingo López, Pedro Cortés, Romualdo Salas y Romualdo Contreras.
Sargentos: Isidoro Múgica, José María Camacaro, Luciano Delgado, Simón Meza, Encarnación Castillo, Francisco Villegas, Juan José Moreno, Gaspar Torres, Francisco González y José María Paiba.
Cabos y soldados: Encarnación Rangel, Juan Sánchez, Basilio Nieves, José María Quero, Mauricio Rodríguez, Ramón Figueredo, Francisco Mibel, Antonio León, Inocente Chinea, Francisco Medina, Antonio Pulido, Francisco Lozada, Santos Palacio, Antonio Manrique, Remigio Lozada, Félix Blanco, José Arévalo, Nicolás Hernández, Manuel García, Pablo Lovera, Juan Sánchez, Simón Gudiño, Domingo Riera, Agustín Romero, Francisco Nieves, Domingo Navarro, José Milano, José Fuentes, Nolasco Medina, Luis Alvarez, Diego Martínez, Jacinto Hernández, Ramón Flores, José Antonio Cisneros, José Tomás Nieves, Manuel Martínez, Jacinto Arana, José Antonio Hurtado, Francisco Sanoja, Isidoro Gamarra, Anselmo Ascanio, Paulino Flores, Eusebio Hernández, Domingo García, Roso Canelón, Pedro Burrueta, Pedro Fernández, José Bravo, Roso Urbano, Ascensión Rodríguez, Manuel Camacho, Romualdo Blanco, Juan Rivero, Juan González, Francisco Escalona, Ramón García, José Girón, José Hernández, Juan Ojeda, Alejandro Flores y Fernando Guedes.
Comentarios
Publicar un comentario